LA CRISIS DEL SISTEMA PENITENCIARIO TIENE ROSTRO DE MUJER


La pena de privación de libertad, que se aplica a la población tanto masculina como femenina, es violenta, pero para la realidad de las mujeres se transforma en un escenario con características discriminadoras y opresivas aún peores.



Estamos frente a una crisis de la justicia, que es sistemática; heredada de un patrón histórico fundamentalmente injusto, colonial, patriarcal y por demás discriminador; un modelo judicial con las carencias más profundas de la corrupción y la desigualdad, reducidos en un sistema de vicios.
 
Este sistema penitenciario, presenta ciertos problemas que podemos identificarlos de manera clara, una de ellas es el hacinamiento y la sobrepoblación, la falta de servicios básicos, alimentación; la falta de mecanismos para garantizar el derecho al trabajo, a la educación y a la salud.   

En Bolivia, 8,2% de las personas privadas de libertad son mujeres; el restante 91,8%, varones, según el Observatorio Mundial de las Prisiones 2017. El porcentaje es el segundo más elevado de la región.

De acuerdo a este informe, 76% de las reclusas en los nueve departamentos se encuentran con detención preventiva frente a 24% con sentencia condenatoria. Asimismo, 10% son investigadas por haberse practicado un aborto.


 


Respecto a las denuncias de aborto ilegal, pocas resultaron en condenas. 

Por otra parte, una mujer de 28 años en la ciudad de Santa Cruz que quedó embarazada, a raíz de una violación, y motivo por el cual se practicó un aborto; el mismo terminó con graves complicaciones, fue denunciada por el médico que la atendió, ante las autoridades.  Además, de haber sido una víctima de violación, también fue detenida, esposada y acusada de realizarse un aborto ilegal. Tuvo que pasar 10 días de hospitalización bajo custodia  policial, para después ser trasladada a una prisión donde subsecuentemente pasó ocho meses en detención preventiva.

La penalización por la  interrupción del embarazo,  orilla a las mujeres de escasos recursos a buscar opciones inseguras para su salud y su vida.

El estado actual de los centros penitenciarios en Bolivia, se presenta de manera complicada y grave, mostrando muchas irregularidades en los procesos como ser el retraso procesal en la administración de justicia; la exagerada aplicación de la detención preventiva; la situación cruel en la que se encuentran los reclusos; la carencia de políticas serias y efectivas que vayan de acuerdo con los tratados y estándares internacionales, incluyendo a las leyes en las que se rige nuestro estado con referencia a la población privada de libertad.

En Bolivia existen sólo 4 centros penitenciarios exclusivos para mujeres que se encuentran dos en La Paz, uno en Cochabamba y otro en Beni, los otros se encuentran compartidos, separados por puertas o muros inestables.

Un problema latente es la convivencia de los hijos e hijas con sus padres y madres dentro de las prisiones; alrededor de 1500 niños y niñas viven con sus madres en la prisión.  Niños que  viven expuestos a la violencia al interior de los penales.  Los  niños en edad escolar,  salen cada día de la cárcel para asistir a centros de educación próximos a las prisiones.   Casi en la totalidad de las cárceles en Bolivia, existen guarderías infantiles donde pasan parvulario los menores de cinco años.





Los únicos criterios de clasificación en las cárceles están enfocados al sexo, sin tomar en cuenta otros aspectos como la edad, antecedentes delictivos o situación penal, situación que en muchos casos ha degenerando el concepto de rehabilitación.

El problema se presenta de manera general y afecta a toda la población carcelaria; sin embargo, con relación a las mujeres es más complejo, por la forma cómo la sociedad aún se mantiene en un sistema patriarcal que otorga a la mujer roles de género donde se concibe como uno de los más importantes el de ser madre.

En ese sentido, nos encontramos frente a una situación de vulnerabilidad que se aumenta con las audiencias dilatadas y los plazos excedidos, además de la insuficiencia de la defensa pública, jueces, fiscales, magistrados, así como la creciente inestabilidad y rotación laboral que va provocando retrasos en la administración de justicia. Mientras más se demora un procedimiento penal, más habrá que negociar con todas las partes llegando a convertirse en una justicia mercantilizada, que incita al incremento de la población carcelaria y la corrupción.

Puedes ver el artículo completo y descargártelo AQUÍ. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Destacados

CIDH exhorta a todos los Estados a adoptar medidas integrales e inmediatas para respetar y garantizar los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres

Comunicado de prensa 165/17   CIDH exhorta a todos los Estados a adoptar medidas integrales e inmediatas para respetar y ga...